¿Cuál es el secreto de Apple? ¿Cómo es posible que gastando proporcionalmente seis veces menos que sus competidores en investigación y desarrollo, se mantengan siempre en lo alto de la ola? En realidad es muy sencillo: foco. Por supuesto hay más razones, pero sin duda una de las mayores aportaciones de Steve Jobs al ADN de su compañía fue la importancia de saber decir “no”. Una valiosa herramienta que les permite concentrar sus esfuerzos en un número reducido de productos y apostarlo todo en ellos.
Ahora ya sabéis el motivo por el que no se presentan tres, cinco o diez modelos de iPhone al año. Tienen un teléfono, uno. Y todos sus recursos van a parar a él. Cuando se lanza, los equipos de ingenieros que lo hace posible no tiene que preocuparse del modelo alternativo con especificaciones reducidas que sacarán en 3 meses o la versión con rueda de iPod, pantalla abatible y rayo letal que saldrá 2 semanas después a criterio de tal o cual designio del equipo de ventas. En lugar de eso, tienen un año entero, 365 días, para concentrarse en el siguiente iPhone, el único. Son como un láser perfectamente calibrado.
Lo mismo es aplicable al resto de productos, incluso en aquellas categorías en las que por un motivo u otro ha logrado abrirse paso una mayor variedad de modelos. ¿Portátiles? Dos: el MacBook Air para quienes buscan la máxima portabilidad y el MacBook Pro para cuando la potencia es un requisito. ¿Equipos de escritorio? Tres: el Mac mini como modelo introductorio, el iMac como jugador estrella y el Mac Pro para quienes necesitan una auténtica bestia parda.
Incluso los iPod con sus cuatro modelos son una prueba de austeridad: el modelo Classic no ha variado desde 2008 (en 2009 se actualizó con un simple cambio de capacidad) y el iPod Touch no es más que una reducción del iPhone eliminando el hardware de telefonía. Al final, la atención del equipo de desarrollo de los iPod se concentran esencialmente en dos modelos, el Nano y el Shuffle. No necesitan más para dominar el 70% del mercado global de reproductores mp3.
Las comparaciones son odiosas pero a nadie se le escapa el enorme número de servicios y campos en los que Google tiene puestos (o ha intentado poner) los pies. Incluso ellos se han dado cuenta de que no pueden seguir así, y llevan meses condenando a muerte una creciente cantidad de servicios (en noviembre, septiembre o incluso la semana pasada). La buena noticia es que el primer paso para superarlo es reconocer que tienes un problema.
Pero Google no es la excepción, es la norma: Nokia y su medio centenar de modelos de terminal; Microsoft y las seis versiones de Windows 7 haciendo complicado lo simple al dejar que los chicos de ventas dirijan la compañía; Samsung y los tablets que no llegan ni a comercializarse o lo hacen unos pocos meses antes de ser reemplazados de nuevo; HP y sus 32 portátiles (de equipos de sobremesa, monitores e impresoras mejor ni hablar); y así un largo etcétera… Dell, Sony, Philips y virtualmente cualquier grupo dedicado a la electrónica de consumo. Todos ven sus esfuerzos diluidos en cientos (puede que miles) de productos y categorías.
Ya lo dice el refranero popular en su infinita sabiduría: Quien mucho abarca poco aprieta.
En Applesfera | Investigación y Desarrollo en Apple: No es lo que gastas, sino cómo lo gastas