Jonathan Ive, caballero del imperio británico y responsable del diseño de los productos de Apple, no suele sentarse ante los medios para comentar su trabajo. Normalmente se encierra en una zona ultrasecreta del campus de Cupertino para probar prototipos de diseños para próximos gadgets de la marca de la manzana, así que es una de las personas que conocen antes que nadie el futuro de Apple. Sin embargo, hoy el London Evening Standard ha hablado con él en una entrevista.
El medio británico ha charlado brevemente con Ive, que hablaba precisamente desde su puesto de trabajo en Cupertino. A continuación tenéis la entrevista completa traducida al castellano:
Recientemente has recibido el título de caballero por tus servicios en el diseño. ¿Fue un momento orgulloso?
Estaba absolutamente emocionado y me sentía muy humilde al mismo tiempo. Tengo muy en cuenta de que soy el producto de haber crecido en Inglaterra y la tradición de diseñar y crear, actividad que Bretaña fue la primera en industrializar. El énfasis y el valor de las ideas y un modo original de pensar son partes de la cultura Británica y eso, en muchos sentidos, describe las tradiciones del diseño.
¿Es Londres aún una ciudad importante para el diseño?
Dejé Londres en 1992, pero voy tres o cuatro veces al año y me encanta venir de visita. Es una ciudad muy importante y hace una contribución significativa al diseño, a crear algo nuevo.
¿Como se diferencia Londres de Silicon Valley?
La proximidad de varias industrias creativas en Londres es remarcable. Creo que eso ha llevado a tener una sensación muy diferente que la de Silicon Valley.
¿Qué es lo que hace el diseño diferente en Apple?
Nos cuesta trabajo encontrar las palabras adecuadas para describir el proceso de diseño en Apple. Pero se trata básicamente de diseñar, crear prototipos y fabricar el producto. Creo que cuando separas esos procesos el producto final se resiente. Si algo va a ser mejor es que es nuevo, y si es nuevo significa que estás enfrentándose con problemas y retos de los que no tienes referencias. Para solucionar estos retos se necesita un enfoque remarcable. Hay un sentido en ser inquisitivo y optimista al mismo tiempo, y eso no se ve combinado muy a menudo.
¿Cómo nace un producto en Apple?
Lo que me encanta del proceso creativo (y eso puede sonar algo ingenuo) es la idea de que un día no hay ni idea ni solución, pero al día siguiente tenemos una idea. Hacemos el mayor avance cuando debatimos una idea abstracta y pasamos a una conversación acerca de algo más material. Pero cuando haces un modelo en 3D, por crudo que sea, le das forma a una idea borrosa y todo cambia, el proceso entero cambia. Lo galvaniza y le da enfoque a un grupo de personas. Es un proceso remarcable.
¿Cuáles son tus objetivos a la hora de crear un nuevo producto?
Son muy simples: diseñar y crear productos mejores. Si no podemos crear algo que no sea mejor, no lo hacemos.
¿Por qué la competencia de Apple se ha esforzado en hacer eso?
La mayoría de nuestros competidores están interesados en hacer algo diferente, o quieren aparentarse como algo nuevo. Creo que esos objetivos son completamente erróneos. Un producto tiene que ser genuinamente mejor. Eso requiere disciplina real, y eso es lo que nos motiva: un apetito sincero y genuino para hacer un producto que sea mejor.
¿Cuándo empezaste a darte cuenta de la importancia de los diseñadores?
Fue cuando usé un Mac por primera vez. Usé un ordenador durante la universidad en los ochenta y fue una experiencia horrible. Entonces descubrí el Mac. Fue un momento muy intenso y lo recuerdo tan claramente… ahí me percaté de la gente que hacía posible eso.
Cuando tienes en mente ideas para productos como el iPod, ¿intentas solucionar un problema?
Hay distintas formas de asaltar esto: a veces las cosas llegan a irritarte tanto que te das cuenta de que hay un problema, lo cual es una aproximación muy pragmática y la que menos te reta. Lo que es más difícil es darte cuenta de que estás intrigado por una oportunidad. Creo que eso es lo que hace ejercitar las capacidades de un diseñador. No es un problema del que te has percatado, nadie ha mencionado esa necesidad. Pero empiezas a formularte preguntas: ¿Y si hacemos esto? ¿Y si lo combinamos con esto otro? ¿Sería útil? Eso crea oportunidades que podrían reemplazar categorías enteras de dispositivos en vez de responder tácticamente a un problema. Ese es el auténtico reto, y es emocionante.
¿Ha llevado eso al nacimiento de nuevos productos en Apple?
Ejemplos de productos así son el iPhone, el iPod y el iPad. Esa atención fanática por los detalles y resolver un problema con determinación es de una importancia crítica. Eso define la experiencia día a a día.
¿Cómo sabes que has triunfado?
Una de las cosas que más me irritan es cuando sé que tengo a otros diseñadores meneando la cola como perritos en mi cara. Nuestro objetivo es crear objetos simples, objetos que no puedes imaginarte de otro modo. Hazlo bien y te sentirás enfocado y cercano al producto. Por ejemplo, la aplicación de iPhoto que hemos creado para el nuevo iPad te consume completamente, y te olvidas de que estás usando un iPad.
¿Realmente tienen en cuenta los clientes la calidad del diseño?
Los consumidores saben distinguir, saben donde ha habido una dedicación enorme al diseño y donde ha habido cinismo y avaricia. Lo encontramos muy motivador.
¿Por qué los usuarios se han vuelto obsesivos con sus productos de Apple?
Cuando usé un Mac me entusiasmé tuviendo en cuenta los valores de las personas que lo crearon. Creo que la conexión emocional de la gente con nuestros productos es que sienten nuestra dedicación y todo el trabajo que dedicamos en crear ese producto.
Vía | 9to5mac > London Evening Standard
Imágenes | Michelle Walz, Matthew Pearce, raneko y Apple.com