Microsoft ha puesto todas sus cartas sobre la mesa con la beta pública de Windows 8, un sistema operativo que promete devolverle el protagonismo perdido ante el envite de Apple y Google, haciendo bastante más interesante una partida demasiado polarizada en estos jugadores. En mi opinión, la mayor aportación de los chicos de Redmond tanto con Windows 8 como con Windows Phone 7 es la demostración empírica de que se puede innovar, de que existe más de una solución para las interfaces táctiles, y solo hay que superar el conformismo que supone limitarse a copiar al líder para atraverse a buscarla.
Windows 8 no es la panacea, no me entendáis mal. Tiene flecos que Microsoft está a tiempo de pulir y otros que no, aspectos de diseño que enamorarán a unos y disgustarán a otros, y sobre todo, plantea preguntas que tan solo el tiempo responderá y que en gran medida determinarán su éxito. Sin embargo, goza de suficientes ases como para que nos paremos a desgranar algunas cosas de las que Apple tendrá que tomar nota si no quiere quedarse atrás.
Diseño con mayúsculas
En los últimos tres años Apple ha enfocado su filosofía de diseño a llevar las metáforas de interfaz a un nuevo nivel mucho más explícito, representándolas de un modo tan poco sutil aunque innegablemente eficaz como es hacer que la agenda o el calendario se parezcan y comporten como una agenda y un calendario reales. La aproximación de Apple es especialmente ventajosa cuando se trata de acercar la tecnología a aquellas personas que jamás se habían sentido cómodos con ella, pero no está carente de problemas.
El principal de ellos es el desperdicio de un precioso número píxeles en adornos y florituras que choca diametralmente con la acertada filosofía de diseño de Microsoft con Metro: prescindir de cualquier elemento superfluo para dar prioridad al contenido y utilizar este como interfaz. El resultado es limpio y moderno, aunque no siempre tan intuitivo como cabría esperar… un factor en el que Apple sigue llevando sin lugar a dudas la delantera.
Unos cimientos sólidos
No, no me he vuelto loco. Los cimientos de OS X e iOS son precisamente su mayor baza, mientras que el legado de Windows es una de las mayores sombras que pueden cernirse sobre Windows 8 al no haberse atrevido a dejar atrás el escritorio clásico y pretender hacer convivir aplicaciones diseñadas para una interfaz táctil con las de toda la vida, añadiendo a la lista de cosas que me hizo abandonar Windows el posible infierno de tener que manejar con los dedos una aplicación diseñada para utilizarse con ratón (con sus menús y pequeños iconos entre otras cosas).
No. A lo que me refiero es que mientras que iOS arrastra cinco versiones ya en las que se han realizado importantes añadidos a su funcionamiento y diseño inicial (barra multitarea, centro de notificaciones…), la interfaz Metro de Windows 8 hace borrón y cuenta nueva, permitiéndoles componer un puzzle conociendo de antemano las piezas que se le exigen a un sistema operativo actual.
El ejemplo más evidente de esto es el modo en que se han integrado el buscador, y las opciones para compartir el contenido de la aplicación en foco, acceder a los dispositivos, o configurar las preferencias siempre a mano con un simple gesto deslizando el dedo desde el marco derecho sin importar dónde estemos o qué estemos haciendo. Otros gestos como el pinzamiento para ver una vista general de todos los mosaicos, el deslizamiento desde arriba para cerrar una aplicación o desde abajo para mostrar su barra de opciones contextuales también son realmente interesantes.
Cuentas de usuario y desbloqueo por gestos
Me duele la boca ya de decirlo. Desde el mismo momento en que iOS dejó de ser el sistema operativo del iPhone para asumir también un importante rol dentro del iPad, vengo pidiendo a gritos que se incorpore una característica que al formar parte integral de OS X debería ser un juego de niños portar: soporte para cuentas de usuario. Inconcebible que a estas alturas sigamos esperando poder crear cuentas independientes con diferentes configuraciones, privilegios y datos en un dispositivo que precisamente por su facilidad de uso es ideal para compartirlo con la familia.
Por otro lado, puede que no sea la panacea en términos de seguridad pero he de reconocer que el desbloqueo mediante gestos basados en imágenes me ha parecido tan divertido como original. De nuevo, una solución perfecta para un entorno familiar frente a la frialdad de una clave numérica: escoges una imagen, defines una serie de gestos (por ejemplo, deslizar el dedo por el lomo de tu perro, hacer una pulsación en su cola y volver a acariciarlo una vez más en sentido contrario) y a correr.
Multitarea y mosaicos dinámicos
Los gestos multitarea del iPad con iOS 5 fueron un gran paso adelante pero sigue habiendo un amplio margen de mejora. El gesto para pasar de una aplicación a otra deslizando cuatro o cinco dedos hacia la izquierda o la derecha ganaría muchos enteros si al hacerlo recibiésemos cierto feedback sobre cuantas aplicaciones hay abiertas, cuáles son y hacia qué lado se encuentran. Windows 8 no es perfecto tampoco y más de uno se quedará cazando moscas intentando descubrir cómo se pasa de una aplicación a otra o cómo se logra que dos aplicaciones puedan compartir la pantalla; sin embargo, de nuevo, pese a resultar menos intuitivo que iOS, también es claramente más flexible.
Hablando de que dos aplicaciones compartan pantalla simultáneamente. Hace unos días sufrí en mis carnes la ausencia de esta característica en mi iPad mientras trataba de seguir la ceremonia de los Oscars mediante streaming en Safari al mismo tiempo que twiteaba opinando sobre las estatuillas que se iban repartiendo. Algo muy simple y habitual: ver un vídeo mientras chateas, miras el correo o haces cualquier otra cosa. De momento, imposible de ejecutar de forma simultánea en el iPad obligándonos a andar constántemente pasando de una aplicación a otra. De todo menos ideal.
Por último, como ya he dicho en alguna ocasión, los mosaicos dinámicos de Windows Phone 7 y Windows 8 también me parecen tremendamente útiles. En iOS tan solo hay una única aplicación que tiene esta función: el calendario, mostrando convenientemente el día de la semana en el que nos encontramos. Apple lo tiene complicado para adaptar esta funcionalidad (aunque se me ocurren algunas formas mínimamente elegantes de hacerlo, y estoy seguro que ellos tienen a gente mucho más inteligente que yo) pero como mínimo estaría bien que abriese la puerta a los desarrolladores para que pudiesen modificar activamente los iconos de sus aplicaciones en función de diversas condiciones (sol, nubes, lluvia, etc… en la app del Tiempo; nuestro estado en una app de mensajería, el tema de la fase por la que vamos de un juego…).
En fin, como decía al principio, el juego al fin se pone interesante. Espero grandes cosas de Windows 8, y en respuesta a este, cosas aún mayores de Apple; peligrosamente cerca de dormirse en los laureles por culpa del éxito arrollador del iPhone y el iPad. Siempre lo he dicho y siempre lo diré: la competencia es la mejor herramienta evolutiva que existe para obligar a las compañías a avanzar, lo que la convierte de paso en la mejor aliada de los usuarios.
Imágenes | Ariel Zambelich/Wired
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