En la entrevista inaugural a Tim Cook de la Conferencia D11, Walt Mossberg le preguntó al CEO de Apple si la compañía se encuentra en problemas haciendo referencia a la pérdida de atractivo que algunos les achacan. Cook por supuesto respondió que no, que aunque la caída del precio de las acciones les parece frustrante, las ventas siguen viento en popa, la satisfacción de los usuarios se sale de las gráficas y ellos van a lo suyo: “Creo que lo que tenemos que hacer es centrarnos en nuestros productos”, aseguró.
Todo esto está muy bien, pero es evidente que el sentimiento está ahí, solo que yo no lo atribuyo a que la manzana haya perdido lustre sino que estamos ante la consecuencia directa de la concentración de sus lanzamientos, especialmente de los estrella (el iPhone y el iPad), en un período de tiempo demasiado corto que condena a la sequía al resto del año.
Con el lanzamiento del iPhone 5 el 21 de septiembre del año pasado, la renovación del iPod touch y el iPod nano el 9 de octubre, y la presentación del iPad mini el 23 del mismo mes en un evento en el que también vimos la anticipada puesta a punto del iPad de cuarta generación y las últimas iteraciones del Mac mini y el delgadísimo iMac, nos encontramos con Apple despachando el grueso de sus novedades de 2012 en un lapso de apenas un mes… Y de eso hace siete meses ya.
Siete meses en los que hemos tenido que subsistir con un nuevo iTunes y la discreta actualización de los MacBook Pro con pantalla Retina el 13 de febrero. Poco más. Ni un nuevo Apple TV desde aquel modelo de marzo del año pasado, ni un triste vaso de agua fría para los profesionales que confiaban en el Mac Pro para su trabajo.
Apple está en modo Silencio de radio, redoblando su secretismo salvo por alguna que otra comunicación oficialprometiendo novedades para este otoño y 2014. ¿Otoño? ¿Un año de vacío hasta otoño?
Sí, dentro de dos semanas conoceremos lo que nos deparan iOS 7 y OS X 10.9, y casi con total seguridad tendremos también un nuevo MacBook Air, pero con compañías como Samsung lanzando literalmente un móvil cadames, es lo más normal del mundo que los usuarios estén desencantados por la falta de novedades.
El problema y su solución
Apple por supuesto tiene un buen motivo para concentrar sus productos estrella en septiembre y octubre, justo antes de la temporada navideña con suficiente margen como para fabricar unidades como cosacos. A fin de cuentas, ¿quién quiere para Reyes un iPad con 9 meses de antigüedad (un mundo en tecnología) cuando sabes que lo van a renovar en marzo?
Pero claro, tienes que repartir tus lanzamientos durante todo el año para que no ocurra lo que está pasando. ¿Cómo solucionarlo? Solo hay dos opciones: lanzar un nuevo tipo de producto tan espectacular que atraiga a compradores por igual durante todo el año (algo que le funcionó al iPad muy bien durante sus primeros dos años de vida) o abrir la gama de tus productos actuales. No hay otra.
iPad mini en junio
Aparquemos la opción del producto milagro ya que ni es fácil, ni es posible tener garantías de tener uno cada dos o tres años, y centrémonos en la segunda. Así que partiendo de la base de que el iPad ya tiene un hermano pequeño, lo primero sería moverlo a junio con su segunda generación aterrizando este mismo mes (es mi opinión, no un rumor ni algo que debamos esperar).
Eso llenaría un hueco importante, nos daría para entretenernos todo el verano (especialmente teniendo en cuenta que su formato invita a pasearlo) y ayudaría a que el iPad de 9,7 pulgadas pudiese volver a disfrutar de nuevo en solitario de la atención del público y los medios meses después cuando se renovase en otoño.
Tres iPhones mejor que uno
Lo segundo, lo evidente: expandir de una vez el abanico del iPhone con uno o dos modelos adicionales repartidos por el año (en marzo, junio y octubre por dar una idea). No estoy descubriendo nada nuevo, tan solo repitiendo lo que todo el mundo lleva esperando desde hace años. Apple necesita una gama iPhone, necesita un modelo más económico (y quizás juvenil) y un modelo más grande con los que llegar a diferentes tipos de público.
Ni más ni menos que lo que llevan haciendo desde hace años con los Macs, los iPods, y ahora también con el iPad. Y no, lo de mantener los modelos del año pasado y el año anterior con 100 euros de diferencia no sirve ya. La gente quiere diseños nuevos, características nuevas o una combinación de los dos.
Mossberg también le preguntó a Cook sobre esto en su entrevista (vídeo a continuación) y obviando el clásico juego del despiste en su respuesta, definitivamente con lo que me quedo es con esta frase:
“No lo hemos hecho aún, pero eso no significa que no lo hagamos en el futuro.”
Dicho esto, tan solo me queda para reincidir en que hay espacio para más iPhones y que aunque soy consciente de las dificultades que implica mantener una linea de productos en lugar de centrarte en uno solo, no es menos cierto que los beneficios para Apple y los usuarios (en términos económicos y de variedad respectivamente) harán que merezca la pena.
Apple es hardware, software y servicios. Dentro de dos semanas veremos lo que Jonathan Ive ha aportado a iOS 7 y volveremos a tener mil cosas de las que hablar, pero mientras no resuelvan este problema con los dos productos que han catapultado al éxito a la compañía volveremos a revivir la sequía de estos últimos siete meses.