Hoy ha terminado el Mobile World Congress del 2013, y con él se acaban cinco días de coberturas, presentaciones, entrevistas, colas en stands, encuentros y largas estancias en la zona de prensa. Es la cuarta vez que acudo a este evento (y la primera que se celebra en el gigantesco recinto ferial de la Fira 2 en L’Hospitalet de Llobregat), y en cada una de estas veces podemos ver cómo ha evolucionado el mercado de tabletas y móviles.
La edición de este año me ha servido, como usuario de iPhone y iPad, para observar varias realidades. La buena noticia es que el mercado móvil cambia y mejora a una velocidad increíble… pero la mala noticia es que todas estas realidades que hacen posible esta evolución afectan de una forma u otra a Apple.
La realidad de los móviles y los tablets fundiéndose en una sola categoría
Lo que veis en la imagen superior no es ningún chiste: es el nuevo Galaxy Note 8.0 de Samsung. Su pantalla mide ocho pulgadas, y podemos hacer llamadas telefónicas con él. Samsung lo considera un tablet, pero también es un teléfono. Mientras tanto, otro fabricante promociona uno de sus teléfonos como los smartphones con la pantalla más grande del mundo: de más de seis pulgadas.
Algunos llaman esta mezcla phablet (fusión de phone y tablet), pero con lo que he viso en la feria pienso que acabaremos calificándolo todo de dispositivo portátil con el tamaño de pantalla como único diferenciante y con la función de telefonía móvil como una simple característica del terminal y nada más. Hay ya demasiados tamaños, y los tablet, phablet y smartphones se confunden entre ellos.
Pocas compañías quedan que diferencien bien su gama de productos “post-pc”, y la que más lo hace es Apple. Tenemos el iPad (original o mini) y el iPhone. El resto de compañías utilizan nomenclaturas tan dispares en sus dispositivos que uno ya no es capaz de acordarse de si está mirando algo ideado como teléfono o tableta.
¿Pero es esto bueno? Sí, Apple siempre va a la suya sin mirar las tendencias del mercado y es una de sus mejores bazas, pero los usuarios mandan y todos los visitantes del congreso valoran positivamente esta mezcla de conceptos.
La realidad del fin de Android como único rival de Apple
La primera vez que acudí a un Mobile World Congress presencié como Steve Ballmer anunciaba Windows Phone 7 cambiando para siempre el rumbo de Microsoft. Han pasado cuatro años y Windows Phone 8 tiene su cuota de mercado, pero no es ni mucho menos la de Android o la de iOS. De todas formas, este año se ha confirmado como el año de la diversificación del mercado móvil.
Tenemos a Canonical con su Ubuntu para smartphones y tablets, con una interfaz que no está nada mal y con unas ganas tremendas de posicionarse como el sistema alternativo que se puede instalar en móviles con Android (aunque también busquen estar preinstalados). Tenemos a Firefox OS, que quiere convertir la misma web en un sistema operativo en móviles y que ya cuenta con el apoyo de varias operadoras. Tenemos a BlackBerry intentando renacer con BB10. Y por supuesto tenemos a un Android más potente y diverso que nunca y a la espera de novedades importantes en el próximo evento Google I/O.
Ya no es que tengamos a algún tercer frente minoritario en el mercado: tenemos todo un abanico de entornos y sistemas que quieren acabar con la hegemonía total de Apple y Google.
La realidad de una Apple indirectamente presente, pero cada vez menos
Cada año ha pasado lo mismo. Apple no está presente en el congreso porque no lo necesita: la gran mayoría de los asistentes tiene un iPhone último modelo. Es la publicidad más efectiva ante un evento donde la competencia de Apple toma el máximo protagonismo.
Pero esta vez Google ha optado por la misma estrategia. No ha habido stand oficial ni de Google ni de Android, no ha habido la actividad de recoger pegatinas o chapitas de Android en los stands para conseguir premios, ni toboganes, ni smoothies gratuitos… Google sabe que Android también está ampliamente presente en los expositores de la feria y en los bolsillos de los asistentes. Y este año Apple no ha desviado la atención del evento con un anuncio, sino que lo ha hecho Samsung prometiendo un Galaxy SIV para el 14 de marzo.
Apple se desmarcó aprovechando que era “demasiado grande” para la feria. El problema es que empiezan a haber rivales que también lo son.
En resumen, el público del Mobile World Congress ha asistido a un mercado donde los fabricantes no dejan de cambiar cosas mientras que Apple sigue siendo la misma de siempre. Y eso puede ser tan bueno como malo. Se nota sobretodo en las pantallas de inicio de iOS, que empieza a diferenciarse de las de sus rivales por ser completamente estática.
Falta por ver qué nos tiene preparado Tim Cook para este 2013, año en el que tiene que dar un empujón importante a su sistema móvil si no quiere quedarse encasillada en un iOS que revolucionó los dispositivos móviles pero que puede quedarse atrás en cuanto a ritmo de mejora y cambios. De ahí a que todos los usuarios de un iPhone tengan una prueba de fuego en el Mobile World Congress: la prueba de fuego de ver cómo todo cambia a su alrededor y resistirse en un evento donde no hay ni rastro de Apple.
Imágenes | thestanding y Mozilla Europe