Bad Piggies, Amazing Alex, todas las Variantes del Angry Birds… Rovio se esfuerza sin mucho éxito para no convertirse en una compañía one-hit wonder de la que sus usuarios sólo se acuerden del mítico juego de los pájaros enfadados. ZeptoLab, con su exitoso Cut The Rope, sigue el mismo camino y busca desencasillarse con un nuevo juego llamado Pudding Monsters. ¿Conseguirá ZeptoLab lo que tanto le está costando a Rovio con este nuevo título?
Pudding Monsters: Hora de comer al que normalmente nos come
La historia de Pudding Monsters es como tiene que ser para un juego casual: simple. Resulta que unos cuantos Puddings (o más bien gelatinas) se rebelan para no ser comidos por los humanos, y para plantarnos cara se unen para ir convirtiéndose en una masa de comida gigante que vuelva la situación del revés. Para ello partimos de una serie de pequeñas gelatinas que tenemos que ir uniendo con cuidado de que no se vayan demasiado lejos deslizándonos.
Los escenarios, a medida que vamos progresando en el juego, cambian de escala pasando de una simple mesa a la superfície de una habitación hasta cubrir el área entera de un barrio. Así, aunque el tamaño de nuestros monstruos hechos a base de comida no cambia, sabemos que estamos tratando con seres cada vez más grandes y peligrosos. Aunque su aspecto siga siendo amistoso.
La forma de los monstruos también se va complicando: empezamos con formas y obstáculos simples y llegamos hasta puentes, muelles, ojos que tenemos que juntar con el resto de la masa del monstruo, monstruos que actuan en grupo o que se clonan al cruzar un objeto determinado… en definitiva, Pudding Monsters es un juego que cubre muy bien lo de ofrecer partidas fáciles para los jugadores casuales y desafíos para los que quieran obtener la máxima puntuación en todos los niveles.
Cumple con su propósito, pero de forma convencional
Pudding Monsters saca buena nota en cuanto a juego en general: gráficos agradables y cuidados (fijaos en que la sombra de cada monstruo refleja su color al ser translúcido), una banda sonora adictiva (uno de los mejores momentos es cuando el monstruo que has creado empieza a hablarte en su idioma en cuanto finalizas un nivel) y una experiencia de juego con la que no cuesta aficionarse.
No le pongo inconvenientes, aunque tiene un “inconveniente” entre comillas. Pudding Monsters lo tiene todo para llegar y superar los objetivos de ZeptoLab, pero no tiene nada que sea innovador. La estructura de niveles es la usual, el sistema de puntuaciones y desbloqueos (donde podemos obtener hasta tres estrellas en cada nivel) es el de siempre… a nivel de estructura, no hay nada nuevo.
El juego se distribuye por separado para el iPhone y el iPad, aunque ambas tienen el mismo precio: 89 céntimos. Un modo de vender que nos quita la pereza de adquirir la versión para el iPad, que suele costar más dinero cuando el desarrollador decide monetizar su aplicación de este modo.
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