El 27 de Enero de 2010, se presentaba en sociedad el primer iPad, un concepto que reunía las características básicas de cualquier ordenador combinado con un sistema operativo diseñado exclusivamente para dispositivos portátiles, iOS, que ya contaba con tres años de experiencia en el iPhone. Ese día, Steve Jobs cumplía una predicción hecha casi 27 años antes, en 1983, un año antes del lanzamiento del Macintosh:
“La estrategia de Apple es muy sencilla. Lo que queremos hacer es meter un increíble ordenador en un libro que puedas llevar a todas partes contigo y que puedas aprender a usar en 20 minutos. Eso es lo que queremos hacer y lo queremos hacer en esta década. Nos gustaría que contara con un enlace de radio para que no tuvieras que conectarlo a nada y así estar conectado con esas enormes bases de datos de otros ordenadores.”
La aparición del iPad en el mundo de la tecnología dinamizó el mercado de las tabletas al igual que el iPhone hizo con el mundo de los teléfonos móviles. Apenas han pasado casi tres años desde el primer iPad, y ya nos resulta difícil ver la gama de productos sin contar con él, o con las diversas tabletas que la competencia ha ido lanzando en estos años.
En un movimiento ciertamente sorprendente, Apple ha actualizado en un mismo año la gama iPad pisando el acelerador de la potencia en un nuevo iPad de cuarta generación y lanzó un producto también rumoreado durante los últimos meses, el iPad mini. Un dispositivo con una pantalla de casi 8” (7,9”) cuyo objetivo era trasladar la experiencia y el savoir faire del concepto iPad a un tamaño más pequeño, pero sobre todo, más ligero y cómodo. Pero, ¿es esa la única distancia que lo separa de sus “hermanos mayores”?
iPad mini, contenido de la caja
Lo primero que nos encontramos nada más abrir la caja es a nuestro nuevo iPad mini ajustado casi al milímetro. Una vez apartado, el cada día más famoso cable Lightning y el sobre de cartón con las pegatinas de las manzanas, una guía con información de seguridad sobre el iPad y una tarjeta con las instrucciones para usar el iPad mini. Se reducen a explicar como conectar el dispositivo, indicando al usuario que siga las indicaciones de la pantalla. “Un ordenador que puedas aprender a usar en 20 minutos”, me vino a la mente cuando lo vi.
También encontraremos un adaptador de corriente a USB de 5W, el convencional que ya tenemos en el iPhone, por ejemplo. En el nuevo iPad de cuarta generación, del que también hablaremos esta semana, ya se incluye un nuevo modelo de 12W que carga la batería más rápidamente.
Tampoco encontraremos los nuevos EarPods, ni siquiera los antiguos auriculares, aunque eso no es nuevo. Apple no ha incluído auriculares de serie en ninguno de los iPads que ha lanzado, y éste (y el nuevo de cuarta generación) parece que tampoco van a romper esa tradición.
Una línea de diseño que recordará al iPhone 5
En realidad, el iPhone 5 y el iPad mini tienen algunos puntos en común más allá del diseño. Ocurre algo muy similar cuando se coge por primera vez un iPad mini en la mano: es ligerísimo. Es lo que más llama la atención en un primer contacto, y no es para menos. Un grosor de sólo 0,72 cm y un peso un 50% más ligero que cualquier otro iPad de 9,7” (poco más de 300 gr), lo hacen realmente cómodo de sostener y de transportar.
Los detalles de construcción de esta tableta son, como os podéis imaginar, cuidados al máximo. Se ha utilizado el mismo proceso de diseño del iPhone 5, y encontraremos los mismos bordes superiores biselados con diamante:
También se ha utilizado un cuerpo Unibody creado en aluminio anodizado, con los apliques metálicos tintados del color de la carcasa, dependiendo de si elegimos el color blanco o el negro con grafito.
El estilo del producto, como veis en la siguiente imagen, parea a la del iPhone 5 no dejando lugar a dudas de que pertenecen a la misma generación. Incluso la cámara trasera tiene un aspecto idéntico a pesar de que no son de las mismas características.
Una buena decisión del diseño del iPad mini (al igual que en el resto de iPads) es alejarse de los bordes cuadrados y conseguir redondearlos para que el dispositivo sea más cómodo en la mano. Los momentos de lectura o las largas sesiones de navegación web lo agradecerán, y es realmente cómodo sostenerlo.
El iPad mini también cuenta con altavoces estéreo, situados uno a cada lado del conector Lightning de la parte inferior. No tiene mucho sentido unos altavoces estéreo en esa zona, excepto por el hecho de que es difícil taparlos con la mano cuando lo sostenemos, independientemente de la mano. Seguro que alguna vez habéis tapado un altavoz del iPhone al jugar o ver un vídeo en horizontal. Esto con el iPad mini no ocurre, o es muy difícil que ocurra.
La pantalla
Sin ninguna duda, el “punto débil” del nuevo iPad mini es la resolución. Apple ha incorporado un panel muy similar al del iPad 2. Cuenta con la misma pantalla Multi-Touch retroiluminada por LED con tecnología IPS que cuentan el resto del iPads, pero con la resolución del iPad 2 (1024×768 píxeles), también conocida como “la pantalla de la era pre-Retina”. La mejora con respecto al iPad 2 es la densidad de píxeles, que ha pasado de los 132 píxeles por pulgada a los 163 en el iPad mini.
Los motivos por los que Apple no ha dotado de Retina al nuevo producto, personalmente considero que son para contener el precio del dispositivo final. En una primera generación de un nuevo producto como éste, miniaturizar pieza a pieza cada componente con la calidad de construcción habitual, es un coste a tener en cuenta. Añadir una pantalla Retina no se limita a cambiar el panel, sino también a cambiar el procesador (mínimo un A5X como el iPad de tercera generación) y la arquitectura que controle todo el subsistema gráfico que, indudablemente, necesita de más potencia.
Acostumbrados a pantallas Retina, el primer contacto con el iPad mini será como dar un paso atrás en cuanto a resolución (que no en calidad de la pantalla). Sin embargo, también he de decir que el uso continuo del dispositivo diluye en cierta forma esta sensación y consigues acostumbrarte a la pantalla gracias al resto de características que el iPad mini aporta.
Para poder enseñaros cómo se ve este iPad mini, he preparado una galería de imágenes tomadas directamente sobre la pantalla. Los textos, que podría ser lo más sacrificado por la introducción de una pantalla no-Retina se ven realmente bien, tanto en libros electrónicos, páginas web o publicaciones digitales como podrían ser las de Zinio.
En los juegos, pocos notarán la diferencia con una pantalla no-Retina. Desde el espectacular NOVA 3, que se mueve de forma increíble en este nuevo iPad, pasando por el frenético Need for Speed: Most Wanted o los más clásicos Angry Birds Star Wars o He-man. Es en éstos últimos, clásicos en 2D, donde más se podría notar la “baja” resolución de la pantalla pero como veis en las capturas, la apariencia es genial (en movimiento más). Las aplicaciones, como por ejemplo Spotify, se ven sin mayores complicaciones y también con buen aspecto.
En definitiva, a todos nos hubiera gustado que Apple incorporase la magnífica pantalla Retina a este iPad mini. En mi opinión, quizás se debería haber optado por una opción intermedia: sin llegar a ser Retina una mejora en la resolución que mantuviera la relación de aspecto hubiera ayudado a redondear el producto. Eso sí, después de usarlo intensivamente durante siete días, personalmente no creo que la resolución de la pantalla sea un elemento decisivo para elegir entre un iPad mini y otro dispositivo.
Las cámaras de fotos
La cámara de fotos trasera iSight es exáctamente la misma que incluye el nuevo iPod touch que revisamos hace unos días. Captura fotografías de 5 Mpx, cuenta con estabilización de vídeo, y graba en 1080p. Esas son las características que lo definen, aunque también cuenta con el resto de funcionalidades como enfoque automático, detección facial, lente de cinco elementos, etc… Sin embargo, el iPad mini no cuenta con la opción de Panorámica presente en el iPhone 5 y en el nuevo iPod touch.
Las fotos son claras y con muy buena calidad a una resolución de 2592×1936 píxeles, mejorando enormemente las del iPad 2 y compitiendo directamente con las del iPad de tercera y cuarta generación. El control táctil de la exposición es muy útil tanto en vídeo como en fotos, y en general, la cámara cumple con su cometido con buena nota.
La cámara delantera es una cámara FaceTime HD que permite grabar vídeo en 720p y obtener fotos de 1,2 Mpx. También es la misma cámara que integra el nuevo iPod touch, y su uso de destina casi en su totalidad para videoconferencias utilizando FaceTime o alguna aplicación similar (como Skype). También cumple con su cometido y se pone al nivel de los dos últimos iPads lanzados al mercado. Os he preparado una pequeña galería de fotos obtenidas con el iPad mini para que podáis revisar su calidad.
Hola de nuevo, chip A5
El chip integrado del iPad mini es un viejo conocido del mundo iOS. Tiene una GPU PowerVR de dos núcleos, y su CPU es una ARM Cortex-A9 dual-core a 1 Ghz, el mismo que lleva el iPhone 4S (aunque en el 4S funcionaba a 800Mhz). Una de las ventajas de los procesadores A5 recordemos que es la gestión de energía, por ejemplo, ajustando la frecuencia de trabajo dependiendo de la carga para ahorrar batería.
La adopción de un chip A5 en lugar de un A5X es lógica en el iPad mini: en su momento este chip costaba casi un 75% más que su predecesor, pero el aumento de la producción lo ha situado en un precio perfecto para volver a utilizarlo ahora en un producto que mira cada céntimo para ser competitivo. Un A5X hubiera encarecido el producto sin aportar ninguna novedad que justificara el aumento de precio, y desde luego el magnífico A6X del iPad de cuarta generación lo hubiera sacado del mercado, directamente. Es por tanto, una decisión acertada en mi opinión, que ofrece potencia a un coste de fabricación ajustado y permite a Apple entrar a competir en la línea de entrada al jugoso mundo de las tabletas, donde no estaba antes.
La experiencia de usuario en el iPad mini es exáctamente la misma que en cualquiera de los iPads “grandes”: el sistema operativo se mueve de forma perfecta, sin saltos ni cortes, y aunque estemos jugando a juegos con alta carga gráfica o con cálculos complejos, la transición entre aplicaciones sigue siendo suave y maravillas como Wild Blood, NFS3: Most Wanted, NOVA 3 o Dead Trigger con una auténtica pasada jugarlos en un sistema tan ligero y cómodo como el iPad mini.
El chip A5 que incluye el iPad mini contiene 512 MB de RAM DDR2 integrados, la mitad de memoria RAM que el iPad de tercera y de cuarta generación. A pesar de tener varias aplicaciones en memoria, la gestión de la misma en iOS no me ha hecho notar merma en la velocidad de uso, pero si de carga: algunas aplicaciones, lógicamente, tardan unos segundos más en cargar que en un iPad de cuarta generación.
La versión 4G llegará a finales de Noviembre
El modelo que Apple nos ha cedido para realizar este análisis es el Wi-Fi. El lanzamiento del modelo 4G se hará oficialmente a finales de Noviembre, y contará con exáctamente las mismas tecnologías inalámbricas que los últimos dispositivos lanzados por Apple al mercado, como el iPhone 5 o los nuevos iPod touch: Wi-Fi 802.11a/b/g/n (802.11n a 2,4 y 5 GHz), Bluetooth 4.0, UMTS/HSPA+/DC-HSDPA y LTE. Además, por supuesto, de la conexión GSM/EDGE de siempre.
La batería mantiene la autonomía de 10 horas
Es curioso porque en todos los análisis de los iPads siempre hablamos de la batería, cuando es algo que parece no cambiar. Quiero decir, la duración de la batería, siempre es la misma para todos los iPads que existen ahora mismo a la venta. 10 horas de autonomía aproximadamente, en cada carga.
Apple quiere mantener ciertos límites mínimos en cuanto a duración de la batería, y me parece muy bien que la compañía se proponga no rebasarlos. En los iPad con Retina Display, esta energía extra que se obtiene con un mayor grosor de las baterías está dedicada en gran parte a mantener la pantalla. En el iPad 2, la batería era mucho más fina y no tenía pantalla Retina. ¿Quiere esto decir que el iPad mini no haya hecho esfuerzos en este campo? En absoluto.
La nueva batería del iPad mini es la más fina que jamás ha fabricado Apple, en una sola célula. El rendimiento de esta “mini” batería, combinado con la gestión energética del chip A5 consiguen la misma autonomía que el resto de familia iPad… sin sacrificar ni el peso, ni el tamaño del dispositivo. Sobre todo en un producto como éste donde estos dos factores son tan importantes.
Una Smart Cover más “smart” que nunca
La Smart Cover que nació con el iPad 2, evoluciona hasta convertirse en un elemento casi indispensable en cualquier iPad. No por el grado de protección que ofrece al dispositivo, ya que sólo cubre la pantalla o la parte trasera, sino por la inmensa utilidad que tiene cuando se convierte en un soporte para mantener el iPad en vertical o para utilizarlo como soporte al teclear.
La versión para el iPad mini de la Smart Cover original bebe de las mismas fuentes que ella. Adaptable, cómoda, ligera y con un elemento que la hacen más inteligente que nunca: la “bisagra” o el elemento de anclaje magnético al iPad ya no es de aluminio, sino que está forrado del mismo material que el resto de la tapa.
Gracias a eso, se reducen al máximo los arañazos accidentales que se podrían dar, y es lo suficientemente seguro como su predecesora. La última solapa que cierra la tapa es la mitad de corta para que la apertura sea más sencilla, y el funcionamiento magnético (bloqueo / desbloqueo) funciona exáctamente igual que en cualquier iPad.
Los accesorios Lightning
En este análisis no volveremos a hablar del nuevo conector Lightning, pero si de sus accesorios que ya comienzan a llegar al mercado. Ya están disponibles los adaptadores de 30 pines a Lightning, en sus formas de conector único o con cable. Sólo hay que pensar que accesorio vamos a conectar a él para poder elegir entre uno y otro.
Eso sí, recordad que estos adaptadores no son compatibles con salida de vídeo, por lo que si estáis esperando un cable para conectar el iPad mini a la tele, tendréis que esperar a la salida de los nuevos “Lightning to VGA Adapter” y “Ligthning to Digital AV Adapter” que todavía no están a la venta pero desde Apple me confirman que lo estarán en un par de semanas a lo sumo.
Un accesorio muy útil para los fotógrafos serán sin duda los “Camera Adapter”, en su formato de lector de tarjetas de memoria Standard SD y SDHC, o como entrada USB al que podremos conectar la cámara directamente. Estos accesorios importarán las fotos en la fototeca de iOS para que podáis utilizarlas al instante.
¿Que significa el lanzamiento del iPad mini?
Apple define el iPad mini como un iPad más pequeño, no de menos valor. Para ello, el objetivo era extraer las características que definen un iPad y concentrarlas en un producto que potenciará otras nuevas, como la ligereza o la comodidad de utilizarlo o de transportarlo, pero sin renunciar a lo que hace que un iPad sea un iPad: las aplicaciones.
Cuando surgieron los rumores sobre el lanzamiento de este iPad mini, uno de mis temores era que Apple creara una tercera categoría de aplicaciones. Un limbo en el que otros sistemas se encuentran ahora mismo y que en el ecosistema iPad sería la tercera vez que ocurre (después de aplicaciones para iPhone, y luego para iPad). Sin embargo, la inteligentísima idea de utilizar las mismas aplicaciones de los iPad de 9,7” en este modelo mini, ha sido sin duda definitiva.
El usuario tiene ahora mismo para elegir más de 275.000 aplicaciones diseñadas exclusivamente para iPad que puede utilizar en este mini, y ojo, esta entrada a la App Store con un modelo tan atractivo como el mini puede ser otro pico de crecimiento para el ecosistema iPad. Personalmente creo que Apple puede conseguir estas navidades un auténtico récord de ventas con este producto, y si no lo ha sido ya, es porque la salida hacía apenas un mes del iPhone 5 ha servido como freno. Y más teniendo en cuenta que las navidades están a la vuelta de la esquina, el auténtico catalizador de ventas de productos como éste.
El iPad mini lo cambiará todo
Muchos ven en el iPad mini un espejo del éxito continuista de otros de los productos “mini” de Apple, todos con enorme relevancia. Empezando por el iPod mini, que supuso un cambio de estrategia y alejó al iPod de ese halo de exclusividad inalcanzable para convertirlo en el reproductor musical más conocido del mundo.
Tampoco nos olvidemos del Mac mini, que llegó en un momento complicado, justo en la transición de procesadores PowerPC a Intel (contó con versiones de ambos procesadores) pero que supo ganarse un hueco entre los usuarios y sirvió como punto de entrada de muchos procedentes de otras plataformas.
¿Es el iPad mini un producto con un espíritu similar? Sí, y no. Sí, porque la jugada de Apple aquí es acercarse todavía más a aquellos que les atrae un iPad pero todavía lo ven demasiado alejado de ellos (por precio, o incluso por características). Con el iPad mini, Apple ha creado un diseño elegante, de alta calidad, con un hardware muy bien pensado cuyo único punto flaco podría ser la pantalla pero lo suple con la enorme variedad de aplicaciones que existen para él, listas para usar sin necesidad de más adaptaciones o cambios.
Sin embargo, yo lo veo más cercano a otro efecto que causó un producto similar: el MacBook Air. Este portátil, cuando salió, no era el más potente, ni el más completo de la gama MacBook. Sin embargo, compactaba todo lo necesario, el ADN de cada Mac en una carcasa imposiblemente fina y con un mensaje oculto: algún día, todos los MacBooks serán así.
Y así están siendo, convirtiéndose, evolucionando desde ese MacBook Air. Una nueva rama en la tecnología dentro de la propia familia de productos que hacen que el Air actual sea un equipo excepcional y los MacBooks que están saliendo hayan adaptado las ideas del Air para mejorar.
Eso es también, en mi opinión, el iPad mini. Apple se ha esforzado en conseguir y adaptar un nuevo concepto de tableta con otro objetivo: ya sabemos hacer iPads fantásticos, ahora hagámoslos increíbles. Y eso comienza por un proceso de miniaturización como el que cuenta este iPad mini, que sin duda es el MacBook Air de la gama iPad.
iPad mini, conclusiones
Después de utilizar este iPad mini durante siete días, me he sorprendido de que el dispositivo ha cambiado mi forma de utilizar habitualmente mi iPad. Su extraordinaria portabilidad y ligereza, hacen que utilices el iPad mini en ocasiones donde antes no te planteabas utilizarlo, o siquiera llevarlo.
Todo ésto sin embargo no sería nada sin estar apoyado por el catálogo al completo de aplicaciones para iPad: llevamos un iPad completo en una forma perfecta para tenerlo siempre a mano, y con un tamaño de pantalla mucho más acertado que las 7”.
Las casi 8” de este iPad ganan en dimensiones pero no exageran el tamaño del dispositivo. La decisión de acortar los bordes laterales para resaltar la pantalla sin agrandar el marco, me parece una idea francamente buena. El control del pulgar sobre la pantalla que utilizamos para sostenerlo se hace vía software, lo que permite seguir utilizando la pantalla multitáctil porque el sistema operativo sabe cuál está activo y cual no. Y funciona perfecto.
La elección entre un iPad mini y un iPad Retina Display depende del uso que vaya a darle cada uno, pero es complicado anticipar un uso a un producto cuando no lo has tenido nunca. A mi me pasó: no sabía cuánto necesitaba un iPad mini hasta que no tuve uno, usándolo más incluso que el iPad de cuarta generación (del que hablaremos esta semana). No se trata de potencia o de pantalla, sino de conocer perfectamente si queremos un iPad ligero del tamaño de la caja de un DVD que podemos llevar a cualquier parte, o ganar algo más de espacio en esta ventana digital.
Siempre ganaréis: Más de 275.000 aplicaciones de todo tipo diseñadas para iPad se pueden utilizar en ambos (y las que vendrán) sin más complicaciones, que es la razón principal por la que deberíamos querer comprar una tableta. No sólo es importante el número de aplicaciones y la versatilidad que las mismas aportan al producto, también significa que los desarrolladores apuestan por el ecosistema iPad de forma firme, y el valor que eso aporta es algo que no todos se pueden permitir contar.
Especialmente pensado para todos aquellos que quieran llevar la experiencia iPad un poco más lejos, y que sean capaces de superar el escollo inicial de la pantalla no-Retina. Personalmente, se ha convertido en mi iPad favorito. Con un precio de salida de 329€ y conteniendo la esencia y utilidad de cualquier iPad, este iPad mini para mi es el anticipo de cómo serán los iPads en el futuro, que podemos empezar a disfrutar ya.
Hay una expresión francesa que me gusta mucho: “Savoir faire“. La traducción sería algo así como “saber hacer, para responder adecuadamente a cualquier situación“.
Sin ninguna duda, no existe una descripción mejor para el iPad mini.
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